Durante este año 2021 la humanidad ha tenido que enfrentar varios eventos como por ejemplo una pandemia, guerras, nuevas enfermedades y crisis en todas las áreas. Una de estas ha sido la ANSIEDAD.
El diccionario de la Real Academia Española lo define así: “Estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo. Angustia que suele acompañar a muchas enfermedades, en particular a ciertas neurosis, y que no permite sosiego a los enfermos.”
La ansiedad es una enfermedad peligrosa, “Los trastornos por ella son, en conjunto, la enfermedad psiquiátrica más frecuente. Entre ellos destaca el trastorno fóbico: alrededor de un 7% de mujeres y un 4,3 por ciento de hombres padecen fobias específicas (a algún animal, a un objeto, a la oscuridad, etc).
Mientras que las llamadas fobias sociales (la aptitud de una persona para relacionarse de un modo afable con los demás) se hallan en un 13 por ciento de la población.
La palabra ansiedad proviene
del latín "ansietas" que traduce a un estado de angustia o aflicción que puede
sufrir una persona sin necesidad de existir motivo alguno para tener realmente
una preocupación o estrés que conlleve a la pérdida de control o sensación de
no tener solución al problema presentado.
La ansiedad es un
problema de salud mental y espiritual.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es un
trastorno de salud mental caracterizado por sentimientos de preocupación, o
miedo que son lo suficientemente fuertes como para interferir con las
actividades diarias. A menudo incluye ataques de pánico, trastorno de estrés postraumático
y trastorno obsesivo compulsivo.
De acuerdo con la Asociación de Ansiedad y Depresión de América:
Los trastornos de
ansiedad son la enfermedad mental más común en los EE. UU. Y afectan a 40
millones de adultos en los Estados Unidos de 18 años o más, o el 18.1% de la población
cada año.
Los trastornos de
ansiedad son altamente tratables, sin embargo, solo el 36.9% de los que sufren
reciben tratamiento.
Las personas con un trastorno de ansiedad tienen de tres a cinco veces más probabilidades de ir al médico y seis veces más probabilidades de ser hospitalizados por trastornos psiquiátricos que aquellos que no sufren de trastornos de ansiedad.
Los trastornos de
ansiedad se desarrollan a partir de un conjunto complejo de factores de riesgo,
que incluyen la genética, la química del cerebro, la personalidad y los eventos
de la vida.
Cómo enfrentar la ansiedad
Nuestro cerebro y alma
espiritual son interdependientes el uno del otro en formas que no podemos ver
completamente.
Esto significa que
existen estrategias físicas y espirituales que se ocupan de la condición de
nuestro cerebro y alma.
1. Entrega tu vida y tus pensamientos a Cristo
Billy Graham dijo una
vez: "En el mejor de los casos, la ansiedad nos distrae de nuestra
relación con Dios y la verdad de que Él es" Señor del cielo y de la
tierra" (Mateo 11:25). En el peor de los casos, la ansiedad es una
enfermedad paralizante, que se apodera de nuestras mentes y sumerge nuestros
pensamientos en la oscuridad".
La Biblia continúa
diciéndonos en el libro de Filipenses, capítulo 4, “pero en todo por medio de
la oración y la súplica con acción de gracias, que sus peticiones se den a
conocer a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús ".
El primer paso para
liberarse de la ansiedad es dar tu vida a Jesucristo. Una vez que haya dado
este paso, el siguiente es practicar la fijación de sus pensamientos sobre
Cristo y sus promesas (Juan 14: 2-3).
2. HABLA Con Dios en todo momento.
No te lamentes porque se haya arruinado la inversión, pídele a papa Dios que te ayude, no te pasees desesperado por la sala de un hospital, ora para que salga bien la operación.” Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque el tiene cuidado de vosotros “1 Pedro 5:7.
3. Reduce el ritmo.
El primer milagro de Jesús
de Nazaret tuvo lugar en una boda San Juan 2 lo registra. Se había acabado el vino
lo cual era un desastre en aquella época. María su madre en vez de culpar al anfitrión
por haber organizado mal la fiesta o a los invitados por
haber bebido demasiado, tomó el atajo de ir a Jesús y Él le solucionó el
problema. Tú también puedes hacer lo mismo. Evalúa tu problema y luego
entrégaselo al Señor en oración.
4. No permitas que la ansiedad arrebate lo mejor de ti
Cuando
se te posa un mosquito encima, no piensas “luego me encargo de él” Sino que lo
matas de una para que no te pique. Se igual de decido con las preocupaciones.
Solvéntalas en cuanto aparezcan. Antes de apresurarte a diagnosticar que ese
lunar es un cáncer, háztelo mirar. En vez de suponer que nunca saldarás tus
deudas, consulta a un asesor financiero. Haz algo, no te quedes mirando.
5. Vive el día a día.
Dios
ha prometido suplir tus necesidades cada día, no cada semana o cada año. Té dará
lo que necesites y cuando lo necesites. Hebreos 4:16.
6.
PIDE AYUDA
Pablo
escribió: “…De fuera, conflictos, y de dentro, temores. Pero Dios, que consuela
a los humildes, nos consoló con la venida de Tito” (2 Corintios 7:5-6). No eres
el único; hay otros que se enfrentan a los mismos miedos. Si confiesas lo que
te inquieta, eso pierde fuerza. Recuerda que “más valen dos que uno… si uno de
ellos tropieza, el otro puede levantarlo. Pero ¡pobre del que cae y no tiene
quien lo ayude a levantarse!” (Eclesiastés 4:9-10).
Comparte
cómo te sientes con alguien de confianza y pídele que ore contigo. La gente
está más dispuesta a ayudar de lo que te imaginas. Menos
7. CENTRATE EN Dios, no en ti.
Jesús concluye su llamado a la calma con este desafío
“…vuestro padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas
“San mateo 6:32-33.
Recuerda esta semana tu actitud, determinará que el poder de Dios se manifieste en tu vida, NO te quejes, NO cuestiones a Dios, si no que adórale, confía en el, y habla con el y veras su poder y misericordia.
Señor mi Dios, haz de mí una persona osada y fuerte frente a las dificultades de esta vida. Yo creo que tú nunca me dejas solo, por eso puedo ser valiente y equilibrado para superar cada problema o dificultad. Tus potentes manos me dan aliento y me guían en la dirección correcta. Ayúdame a caminar, hablar y hacer todas las cosas de acuerdo con tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.