El servicio es
un estilo de vida, más aún, resume en sí todo el estilo de vida cristiana:
servir a Dios en la adoración y la oración; estar abiertos y disponibles; amar
concretamente al prójimo; trabajar con entusiasmo por el bien común.
¿Cuál es el mandamiento más importante?
Declarado por el Señor mismo.
37. Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
38. Este es el primero y grande mandamiento.
39. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22.37-40
En esta porción bíblica podemos ver en forma clara
lo que Dios declara como importante:
- AMOR HACIA DIOS.
- AMOR HACIA EL PROJIMO
En el primero podríamos decir que es la base de la vida cristianan, el cimiento en el cual se construir una vida cristiana de devoción y servicio.
Este pasaje nos muestra una relación vertical que tiene como consecuencia una relación vertical hacia los demás. Esto incluye el servicio a Dios.
Cuando Dios decidió crearte, determinó exactamente lo que necesitarías para tu servicio singular. A esta combinación exclusiva de aptitudes se le llama moldear o dar FORMA:
- Formación espiritual
- Oportunidades
- Recursos
- Mi personalidad
- Antecedentes
Formación espiritual:
Dios le da a cada creyente dones espirituales para usarlos en el ministerio. Son habilidades especiales que Dios da a los creyentes para servirle. Los dones espirituales son un regalo, no se pueden obtener o merecer. Son una expresión de la gracia de Dios para ti.
No puedes escoger los dones que quieras tener, Dios es quien los determina. No nos dio el mismo don a todos. Por otra parte, ningún individuo recibe todos los dones. Tus dones espirituales no se te dieron para tu propio beneficio sino para el de otros, así como los de ellos son para tu beneficio.
Cuando usamos nuestros dones juntos, todos nos beneficiamos. Ese es el motivo por el que se nos manda descubrir y desarrollar nuestros dones espirituales.
Oportunidades:
La Biblia usa el término corazón para describir el manojo de deseos, esperanzas, intereses, ambiciones, sueños y afectos que posees, en fin, tus oportunidades. Tu corazón es la fuente de todas tus motivaciones, lo que amas hacer y lo que más te importa.
Tu latido emocional es la segunda llave para entender tu forma para servir. Cuando sirves a Dios de corazón, lo sirves con entusiasmo y efectividad. Descubre lo que te gusta hacer, lo que Dios te puso en el corazón, y hazlo para su gloria.
“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras” EFESIOS 2:10 (NVI)
Entiende tu forma “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas” 1 PEDRO 4:10 (NVI).
Recursos:
Tus recursos son los talentos naturales con los que naciste. Algunas personas tienen facilidad natural con las palabras. Otras tienen recursos atléticos innatos, son excelentes en la coordinación física. Otros son buenos en matemáticas, música o mecánica.
Para usar nuestros talentos en el servicio, necesitas entender cuatro verdades:
- Todos nuestros recursos provienen de Dios.
- Cada recurso puede usarse para la gloria de Dios.
- Lo que soy capaz de hacer, esto es lo que Dios quiere que haga.
- Si no los uso, los perderé.
Mi personalidad:
Él nos creó a cada uno con una combinación única de atributos personales. Dios hace a los introvertidos y a los extrovertidos. A los que aman la rutina y a los que les gusta la variedad.
Él hace personas pensadoras y perceptivas. Algunas trabajan mejor cuando se le asigna un trabajo individual mientras que otras trabajan mejor en equipo. No hay temperamentos “correctos” o “equivocados” en el ministerio.
Necesitamos todo tipo de personalidades para tener un balance en la iglesia y darle sabor.
“Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos”1 CORINTIOS 12:6
Antecedentes:
Tú has sido formado por tus antecedentes en la vida, tus experiencias, la mayoría de las cuales estuvo fuera de control. Dios permitió todas ellas para su propósito de moldearte.
Para determinar tu forma para servir a Dios debes examinar por lo menos seis tipos de experiencias: familiares, educacionales, vocacionales, espirituales, de ministerio y dolorosas. Es esta última categoría la que Dios usa la mayoría de las veces para prepararte para tu ministerio.
Por cierto, el ministerio más grandioso surgirá de tu dolor más grande. Las experiencias que más te han dejado resentido y lastimado en la vida, las que has ocultado y has olvidado, son las que Dios quiere que uses para ayudar a otros.
“Y cualquiera que le da siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser seguidor mío, les aseguro que tendrá su premio” MATEO 10:42
Es importante que conozcas tu forma para que sirvas a Dios, pero es mucho más relevante tener corazón de siervo. Los siervos verdaderos están disponibles para servir. Siempre deben estar listos para cumplir con sus deberes.
Ser un siervo significa darla a Dios el derecho de controlar tu horario y permitirle que lo interrumpa en cualquier momento que lo necesite. Los siervos verdaderos prestan atención a las necesidades. Siempre están mirando las maneras de ayudar a otros. Cuando ven la necesidad, no dejan escapar la oportunidad.
“Por cuanto nosotros mismos hemos sido moldeados en todas estas partes, excelentemente formadas y operando maravillosamente, en el cuerpo de Cristo, sigamos adelante y seamos aquello para lo que fuimos creados” ROMANOS 12:5
Los siervos verdaderos hacen lo mejor con lo que tienen. No tienen excusas, ni postergan ni esperan mejores circunstancias. Solo hacen lo que se requiere. Dios espera que hagas lo que puedas con lo que tienes, dondequiera que estés. Los siervos verdaderos cumplen sus tareas con la misma dedicación.
Siguen las instrucciones de Colosenses 3:23 “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo”
Jesús se especializó en tareas humillantes que otros evadían. Él nunca se consideró por encima de nada, porque vino a servir. Él hizo todas estas cosas y no fueron molestia para su grandeza, lo hizo porque quiere que sigamos su ejemplo.
“Póngase el delantal de humildad para servirse unos a otros” 1 PEDRO 5:5 (PAR)
Los siervos verdaderos son fieles a su ministerio: Terminan sus tareas, cumplen con sus responsabilidades, mantienen sus promesas y completan sus compromisos. No dejan el trabajo a medias ni lo abandonan cuando se desaniman.
Son dignos de confianza y responsables. Los siervos verdaderos mantienen un bajo perfil. No se promueven ni llaman la atención sobre sí mismos. Si se les reconoce por su servicio, lo aceptan humildemente, pero no permiten que la notoriedad los distraiga de sus trabajos.
Los siervos verdaderos no sirven para la aprobación o el aplauso de otros. Viven para ser famosos solo para Dios.
“La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús” FILIPENSES 2:5
Para ser un siervo debes pensar como siervo: Dios está más interesado en por qué hacemos las cosas que en lo que hacemos. Los siervos piensan más en otros que en sí mismos.
Se enfocan en los demás, no en ellos mismos. Esto es lo que significa “perder tu vida”, olvidándote de ti mismo para servir a otros. Jesús se despojó de sí mismo tomando forma de siervo (Filipenses 2:7).
No puedes ser siervo si estás lleno de ti mismo. Solo cuando nos olvidamos de nosotros mismos podemos hacer cosas que merecen ser recordadas.
Los siervos piensan como mayordomos, no como dueños. Recuerdan que todo le pertenece a Dios. En la Biblia, un mayordomo era un siervo al que se le confiaba una propiedad. El servicio y la mayordomía van juntos, puesto que Dios espera de nosotros que seamos dignos de confianza en ambos aspectos.
La Biblia dice:
“La única cosa que se requiere para ser tales siervos es que sean fieles a su señor” 1 CORINTIOS 4:2
Los siervos piensan en su trabajo, no en lo que otros hacen. No comparan, critican, ni compiten con otros siervos o ministerios. Están muy ocupados haciendo el trabajo que Dios les asignó.
Los siervos verdaderos no se quejan de las injusticias, no viven lamentándose ni se resienten con quienes no están sirviendo. Solo confían en Dios y continúan sirviendo.
Recuerda esta semana tu actitud, determinará que el poder de Dios se manifieste en tu vida, NO te quejes, NO cuestiones a Dios, si no que adórale, confía en él, y habla con el y veras su poder y misericordia.
Señor mi Dios, haz de mí una persona osada y fuerte frente a las dificultades de esta vida. Yo creo que tú nunca me dejas solo, por eso puedo ser valiente y equilibrado para superar cada problema o dificultad. Tus potentes manos me dan aliento y me guían en la dirección correcta. Ayúdame a caminar, hablar y hacer todas las cosas de acuerdo con tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.